El tabaco es una droga estimulante del sistema nervioso central, y su consumo produce dependencia.
Durante su combustión se origina productos tóxicos, como:
- Alquitranes: responsables de los distintos tipos de cáncer,
- Monóxido de carbono: favorece las enfermedades cardiovasculares, al disminuir el aporte de oxígeno al miocardio y aumentar la agregabilidad plaquetaria (la capacidad de las plaquetas de agregarse y formar coágulos)
- Irritantes (fenoles, amoníacos, ácido cianhídrico): responsables de enfermedades respiratorias como la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar.
- Nicotina: causa la dependencia del tabaco. Incrementa la frecuencia cardiaca y la posibilidad de arritmias. Produce alteraciones de la coagulación, incrementa los niveles de LDL (colesterol malo) y reduce los de HDL (colesterol bueno).
El tabaquismo causa el 50% de todas las muertes evitables en fumadores, la mitad de ellas por enfermedad cardiovascular. Un fumador a lo largo de la vida tiene un 50% de probabilidades de morir por el tabaquismo y, de media, perderá unos 10 años de vida.
El humo del tabaco es el principal factor de riesgo para la muerte súbita de origen cardiaco y también actúa con otros factores de riesgo para potenciar el riesgo de cardiopatía coronaria. La exposición constante al humo de los fumadores (tabaquismo pasivo) incrementa el riesgo de padecer las mismas enfermedades de corazón y de pulmón que los fumadores.
En los últimos 10 años, la mortalidad por cáncer de pulmón en las mujeres ha aumentado un 20%, frente a un 5% en los hombres. La probabilidad de padecer un infarto se multiplica por 10 en las mujeres que fuman y utilizan anticonceptivos orales. Entre las mujeres fumadoras, la menopausia se adelanta una media de entre 2 y 3 años con respecto a las mujeres que nunca han fumado. Aumenta el riesgo de sufrir osteoporosis. Durante el embarazo existe un riesgo superior de aborto espontáneo, de nacimiento prematuro o de bajo peso al nacer.
Existe mucha evidencia sobre los beneficios de dejar de fumar; dejar de fumar después de un infarto de miocardio sería la más eficaz de todas las medidas preventivas, con un riesgo de enfermedad cardiovascular en los siguientes 10-15 años que se aproxima (aunque nunca iguala) al riesgo de los que nunca han fumado.
El riesgo cardiovascular disminuye rápidamente al dejar de fumar. El esperable aumento de peso (una media de 5 kg) y los beneficios para la salud de abandonar el tabaco compensan sobradamente el riesgo de aumentar de peso.
Dejar de fumar
Los beneficios de dejar el tabaco son múltiples:
- Mejora la tensión arterial, la oxigenación, el gusto y el olfato.
- Disminuye el riesgo de trombosis, infarto y/o muerte súbita. Después de un infarto, reduce la tasa de reinfarto y muerte súbita en un 20-50 por ciento.
- Mejora la función respiratoria, las infecciones bronquiales y faríngeas, y con ello la capacidad funcional.
- En las personas con algún daño orgánico producido, pueden experimentar mejoría y/o evitar la progresión a una lesión de mayor gravedad.
- Ahorro económico, mejora del aspecto físico (mejora la piel y el color de las uñas), menor riesgo de incendios o accidentes…
Dejar de fumar o de consumir tabaco en cualquiera de sus formas es una decisión que propia de la persona y puede hacerse de repente y por completo, sin medicinas ni reemplazo de nicotina, empezando a fumar menos unas semanas antes o dejarlo gradualmente. Debes conocer los síntomas más frecuentes de la abstinencia: intranquilidad o aburrimiento, ansiedad, irritabilidad, sentimientos de frustración, impaciencia y enojo, trastornos del sueño, falta de concentración, aumento del apetito y del peso, deseo imperioso de fumar….
Lo realmente necesario es “querer dejar de fumar”, teniendo claros los motivos que te llevan a dejarlo y busca apoyo entre tus familiares y amigos.
Recomendaciones:
- Establece una fecha, no lejana, para no tener tiempo de arrepentirte y elabora un plan alternativo sobre cómo vas a conseguir la gestión de la dependencia física y mental: dieta adecuada, ejercicio físico, sustitutos orales (chicles y caramelos sin azúcar…), terapia de reemplazo, sesiones de ayuda o apoyo, materiales de autoayuda como libros y folletos ….
- Elimina todos los cigarrillos, ceniceros y/o cualquier producto del tabaco en la casa, el trabajo y el automóvil.
- Pídele a tu familia y amigos fumadores que no lo hagan delante de ti ni dejen cigarrillos a la vista.
- Evita lugares y/o momentos que aumenten tu deseo de consumir tabaco.
- Recuerda que los síntomas de abstinencia, por intensos que parezcan, siempre son pasajeros y se vuelven menos intensos a lo largo del primer mes. Evita el alcohol, café o las bebidas con cafeína, mantente ocupado (trabajo, ejercicio físico, aficiones…), pasea, dúchate o toma un baño, utiliza técnicas de relajación para calmar las ganas de querer fumar, mastica chicle…
La mayoría de personas que han dejado de fumar lo han hecho por su cuenta, solos y sin más ayuda que su motivación y el apoyo de amigos o familiares, a veces, necesitando dos o tres intentos. Otras, necesitan ayuda con tratamiento sustitutivo con nicotina. Todas las formas de terapia de sustitución de la nicotina (chicles, parches transdérmicos de nicotina, aerosoles nasales, inhaladores, comprimidos sublinguales) son efectivas.
Los cigarrillos electrónicos no son aconsejables, pueden tener efectos a largo plazo en la salud cardiovascular y pulmonar.
Otras terapias, como acupuntura e hipnoterapia pudieran ser de ayuda.
Si ya has intentado dejar de fumar sin conseguirlo o consideras que necesita ayuda adicional, pídesela a tu médico y/o enfermera. Ellos te aconsejarán y/o derivarán al profesional adecuado para resolver su problema.
Concepción Fernández
Actualizado junio 2023