La prevención cardiovascular tiene por objetivo promover la prevención secundaria eficaz en las personas que tienen factores de riesgo y aquéllas que sobrevivieron a un evento cardiovascular.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo y ocasionan un importante deterioro de la calidad de vida. Sin un tratamiento adecuado y un manejo óptimo los factores de riesgo, la mortalidad inmediata después de un evento agudo aumenta y en los que sobreviven a un infarto de miocardio, el riesgo de muerte por causas cardiovasculares persiste indefinidamente.
La prevención secundaria de la enfermedad cardiovascular incluye un conjunto de medidas para detener y/o ralentizar el progreso de la enfermedad cardiovascular, reducir la recurrencia de la enfermedad y mejorar su pronóstico a largo plazo. La rehabilitación cardíaca es la principal intervención para implementar la prevención secundaria, orientada a capacitar a los pacientes en el conocimiento de su enfermedad y cómo afrontarla, con el fin de reducir la mortalidad, los reingresos hospitalarios, los costos y mejorar la capacidad de ejercicio y la calidad de vida de los pacientes.
Los objetivos de la rehabilitación cardíaca en pacientes con enfermedad cardiovascualr o alto riesgo de desarrollarla son:
- Promover un cambio en el estilo de vida con un rol pro activo del paciente en su salud.
- Recuperar la capacidad funcional y mejorar la resistencia al ejercicio, mediante un programa de entrenamiento físico controlado.
- Disminuir los síntomas, como el dolor torácico y la dificultad para respirar.
- Optimizar los factores de riesgo cardiovascular, previniendo la progresión de la enfermedad y los eventos potencialmente mortales(reinfarto, muerte súbita…).
- Conseguir la readaptación personal, psicosocial y laboral de los pacientes, mediante técnicas psicológicas para ayudar a superar a la enfermedad y sus complicaciones asociadas, como la depresión.
- Ayudar a mantener la adherencia al tratamiento óptimo a largo plazo.
¿Quién dirige los programas de rehabilitación?
Los programas de rehabilitación cardiaca son realizados por un equipo multidisciplinar de profesionales sanitarios(cardiólogo, enfermera, médico rehabilitador, fisioterapeuta, psicólogo nutricionista, trabajadora social…).
Para incluir al paciente en un programa de rehabilitación, el cardiólogo, previamente, realiza una entrevista al paceinte para evaluar su situación clínica y funcional, una exploración física y pruebas complementarias (analítica de sangre, prueba de esfuerzo, ecocardiograma…), para valorar su riesgo(bajo, moderado o alto) y analizar la capacidad de ejercicio de la persona.
Las unidades de rehabilitación cardiaca disponen de espacio, ambiente, equipos y personal adecuados para proporcionar una atención eficaz, de calidad y segura a los pacientes.
Los pacientes de riesgo muy bajo pueden entrenarse en centros de salud o instalaciones deportivas, siempre bajo la supervisión de un médico de familia o un especialista en medicina del deporte que hayan sido formados en rehabilitación cardiaca y siempre de forma coordinada con el cardiólogo de una unidad de rehabilitación hospitalaria.
Fases de la rehabilitación
La Fase I: se inicia en el mismo ingreso hospitalario y consiste en movilización temprana, para garantizar a los pacientes la capacidad de realizar sus actividades de la vida diaria, caminar y hacer ejercicios activos y pasivos de intensidad leve e inicio de la prevención secundaria, con asesoramiento breve sobre la naturaleza de la enfermedad, el tratamiento y el control de los factores de riesgo y la planificación del seguimiento.
La Fase II: se realiza de manera ambulatoria, en el rango de un mes después del evento coronario. La duración de la fase 2 suele oscilar entre las 8 y las 12 semanas, pero puede ser más prolongada en pacientes de alto riesgo.
El paciente acude una o varias veces a la semana al centro para participar en sesiones multidisciplinares personalizadas que incluyen entrenamiento supervisado, charlas sanitarias y psicoterapia, con el objetivo de mejorar la capacidad funcional, modificar los factores de riesgo cardiovascular, mejorar el estado de ánimo y evitar depresión y fortalecer la autoconfianza y la adherencia a la toma de la medicación.
La Fase III: lo deseable es que se inicie unas 10 o 12 semanas después del episodio agudo o la cirugía, si no ha habido complicaciones y se mantenga de por vida para mantener o incrementar la capacidad funcional y controlar los factores de riesgo cardiovascular. Es fundamental preservar hábitos cardiosaludables, el abandono del hábito tabáquico, mantener adherencia al tratamiento y lograr la estabilidad emocional y psicológica.
En esta fase son muy importantes las asociaciones de pacientes, como apoyo, y los polideportivos municipales, con programas específicos de entrenamiento para estos pacientes en fase III, dirigidos por médicos deportivos, para mantener una buena adherencia al ejercicio físico.
En la actualidad ya hay programas de rehabilitación que el paciente realiza en su domicilio, bajo la supervisión del profesional, de diferentes maneras: desde visitas periódicas a la Unidad de RC, contactos telefónicos, hasta la supervisión mediante el uso de nuevas tecnologías (Smartphone, internet, telemedicina…).
¿A quién beneficia la rehabilitación cardiaca?
Los pacientes de mayor riesgo son los que más beneficios obtienen de la rehabilitación cardiaca.
Pacientes que han sufrido un infarto agudo de miocardio, por un alto riesgo de recurrencia y muerte prematura.
Pacientes con enfermedad coronaria estable, para reducir los síntomas y mejorar el pronóstico.
Pacientes ancianos y frágiles con enfermedad coronaria, para fomentar el equilibrio, la seguridad de la marcha y el mantenimiento de la postura, mejorando la movilidad física, la capacidad funcional y la calidad de vida y prevenir caídas y discapacidades.
Pacientes con insuficiencia cardíaca, o si se encuentra en riesgo de ello por haber recibido tratamiento antitumoral.
Pacientes con arritmias, que han pasado por procedimientos de ablación (en especial fibrilación auricular) o recibido un implante de dispositivos como desfibriladores.
Pacientes sometidos a angioplastia coronaria y/o colocación de stent coronario.
Pacientes sometidos a cirugía: cirugía de derivación de las arterias coronarias, reparación y reemplazo de válvula cardíaca, trasplante cardiaco.
Pacientes con arteriopatía periférica.
Componentes de la rehabilitación cardiaca
Los componentes incluyen entrenamiento físico, programa educativo (asesoramiento sobre cambios en el estilo de vida, actividad física, dietético/nutricional, control de factores de riesgo, adherencia farmacológica y autocuidado de los pacientes), apoyo psicosocial, ajuste de la medicación y valoración sociolaboral.
Entrenamiento físico
La prescripción de ejercicio debe incluir el tipo, intensidad, duración y frecuencia, adaptado a cada paciente. La frecuencia cardíaca de entrenamiento estará en 60%-80% de la frecuencia máxima alcanzada durante la prueba de esfuerzo.
Durante las sesiones de entrenamiento, una enfermera especializada monitorea y supervisa el ritmo cardíaco, la frecuencia cardíaca, la presión arterial y los síntomas, antes, durante y tras el entrenamiento.
El programa de ejercicio incluye:
- Actividades aeróbicas de bajo impacto en bicicleta ergómetro, cinta rodante…Los pacientes de riesgo alto son monitorizados durante los primeros días. Ayudan a aumentar la resistencia cardiaca, reforzar el corazón y reducir la tensión arterial.
- Ejercicio de resistencia, con ejercicios de fortalecimiento muscular que se inician gradualmente.
- Ejercicios de flexibilidad o estiramiento, de manera progresiva y que se deben hacer al principio y sobre todo al final de las sesiones de rehabilitación.
- Ejercicios de equilibrio y de coordinación, para mejorar la relación témporo-espacial y prevenir fracturas por caídas.
Normalmente tiene un calentamiento de 5 a 10 minutos, en los que incorporan grupos muscu- lares en forma progresiva, seguido de entrenamiento durante 30 a 45 minutos, que concluye con un período de enfriamiento. reposo en silla o colchoneta, temperatura adecuada, técnicas de respiración adecuadas (respiración abdominal)…
Asesoramiento
Estilo de vida
Un estilo de vida saludable es la piedra angular de la prevención. La modificación del estilo de vida incluye la intervención en el comportamiento personal y los factores de riesgo (como la falta de actividad física, el consumo de tabaco, los hábitos alimentarios poco saludables y el sobrepeso), y debe mantenerse a lo largo de toda la vida.
Nutrición
Los hábitos alimentarios influyen en el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas como el cáncer. La ingesta de energía debe limitarse a la cantidad de energía necesaria para mantener (u obtener) un peso saludable, es decir, un IMC >20,0 pero <25,0 kg/m 2 .
Tabaco
Dejar de fumar es la estrategia más rentable para la prevención de las enfermedades cardiovasculares, y el tabaquismo pasivo secundario conlleva un riesgo importante
Peso corporal
El sobrepeso y la obesidad se asocian con un mayor riesgo de muerte cardiovascular y mortalidad por todas las causas. Alcanzar y mantener un peso saludable tiene un efecto favorable sobre los factores de riesgo metabólico y un menor riesgo cardiovascular.
Sedentarismo
El ejercicio físico regular es un pilar de la prevención cardiovascular y disminuye la mortalidad cardiovascular y por todas las causas. Mejora el estado físico y mejora la salud mental.
Hipertensión
La presión arterial elevada está fuertemente asociada con accidentes cerebrovasculares, cardiopatías isquémicas, cardiopatías reumáticas e hipertensivas, miocardiopatías, trastornos del ritmo o de la conducción, aneurismas aórticos y/o enfermedades vasculares periféricas.
Colesterol
Los niveles elevados de LDL-C (colesterol malo) en plasma son la causa de la aterosclerosis. Los niveles bajos de HDL-C (colesterol bueno) se asocian con un mayor riesgo cardiovascular.
Diabetes mellitus (tipo 2 y tipo 1)
La diabetes confiere un riesgo de dos a cuatro veces mayor de sufrir un infarto de miocardio y un riesgo de cuatro a seis veces mayor de sufrir insuficiencia cardíaca.
Factores psicosociales
El tratamiento de los factores de riesgo psicosocial puede contrarrestar el estrés psicosocial, la depresión y la ansiedad, favoreciendo el cambio de comportamiento y mejorando la calidad de vida y el pronóstico.
Adherencia farmacológica
La adherencia a la medicación se define como el grado en que las personas toman la medicación según lo prescrito por los proveedores de atención sanitaria. El cumplimiento de la medicación para prevenir nuevos eventos son clave para la recurrencia de eventos futuros después de un infarto de miocardio.
Concepción Fernández
Noviembre 2023