La enfermedad vascular periférica (EVP) consiste en un daño u obstrucción en los vasos sanguíneos más alejados del corazón: las arterias y venas periféricas que transportan sangre hacia y desde los músculos de los brazos y las piernas y los órganos del abdomen o al cerebro, pudiendo no recibir la sangre necesaria para su funcionamiento normal. Las piernas y los pies son las zonas más afectadas, por eso se denomina enfermedad vascular periférica. La causa más común es la aterosclerosis, por la acumulación anormal de partículas lipoproteicas (LDL) y de tejido fibroso entre la capa íntima y muscular de la pared arterial, que provoca un estrechamiento de la luz del vaso. Con menos frecuencia, puede ser consecuencia de una inflamación de los vasos sanguíneos, traumatismos en los brazos o en las piernas, deformidad en la anatomía de los ligamentos o músculos, o la exposición a la radiación.
Si afecta a las venas, se denomina “enfermedad venosa periférica” (EVP) y si afecta a las arterias, se denomina “enfermedad arterial periférica” (EAP).
La enfermedad vascular periférica es una patología frecuente en pacientes con enfermedad coronaria, ya que la aterosclerosis, causa de la enfermedad coronaria, es una enfermedad generalizada de las arterias. Los factores de riesgo relacionados con el desarrollo de enfermedad vascular periférica aterosclerótica son semejantes a los descriptos para cardiopatía isquémica, fundamentalmente hipertensión arterial, tabaquismo, diabetes e hipercolesterolemia y los relacionados con el estilo de vida, tabaquismo, obesidad y sedentarismo. Además, los pacientes con enfermedad vascular periférica sintomática son considerados de alto riesgo a sufrir eventos vasculares.
En las personas con EVP, caminar para hacer ejercicio a una intensidad que induce dolor isquémico en las piernas (causado por el flujo sanguíneo restringido) mejora el rendimiento de la caminata (la distancia y el tiempo de caminata), hallaron los investigadores.
La enfermedad venosa periférica provoca dolor, entumecimiento, molestia o pesadez, sobre todo al caminar o al subir escaleras y favorece el sedentarismo, lo que no ayuda a mejorar el flujo sanguíneo. Realizar ejercicio físico moderado, tipo caminata de al menos 30 minutos, 3-5 veces por semana, de manera rutinaria, a pesar de sentir dolor en las piernas, mejora los síntomas y muchos casos, reduce la aparición de dolor en reposo y mejora la calidad de vida".
Concepción Fernández
Actualizado junio 2023