La enfermedad vascular periférica compromete múltiples territorios y por lo tanto puede presentarse de manera muy variada (desde completamente asintomáticos a síntomas incapacitantes). El cambio en los hábitos de vida está indicado en todos los estadios de la enfermedad, y el tratamiento farmacológico persigue mejorar la distancia de claudicación y proteger el corazón. La revascularización generalmente está indicada en pacientes con claudicación intermitente que no responde a la terapia conservadora, en pacientes con isquemia crítica de la extremidad o en casos de isquemia aguda de extremidades. En la revascularización de la enfermedad arterial periférica hay que tener en cuenta la presencia de comorbilidades, la localización anatómica de la isquemia y la extensión de las lesiones arteriales.
Tanto el tratamiento endovascular como la cirugía, han resultado eficaces para el alivio sintomático del paciente con claudicación intermitente, mejorar la distancia de deambulación y la calidad de vida, pero son procedimientos que pueden presentar complicaciones y deben limitarse a aquellos pacientes que no respondan favorablemente al ejercicio o que tengan síntomas invalidantes que alteren significativamente las actividades de la vida diaria.