La glucosa es la principal fuente de energía para el cuerpo humano. Cuando comemos, el cuerpo convierte los alimentos en azúcar y los envía a la sangre y la insulina, hormona producida en el páncreas, ayuda a trasladar el azúcar (glucosa) de la sangre a las células, que la utilizan como combustible para producir energía de inmediato o almacenarla en el hígado, los músculos y el tejido adiposo.
El glucagón es una hormona, secretada por el páncreas, que actúa coordinadamente con la insulina, movilizando las reservas de glucosa almacenadas por la insulina para que las células puedan utilizarlas cuando lo precisen y así mantener constantes los niveles de glucosa en sangre y asegurar que las células del organismo tienen suficiente fuente de energía para realizar sus funciones vitales.
La diabetes es una enfermedad metabólica, caracterizada por elevados niveles de glucosa en sangre, porque el páncreas no puede fabricar insulina suficiente o la insulina no actúa en los tejidos que la necesitan. Es un importante factor de riesgo cardiovascular, que afecta aproximadamente a un tercio de los pacientes con enfermedad cardiovascular y las personas con diabetes pueden tener hasta el doble de riesgo de enfermedad cardiovascular que los no diabéticos. Las mujeres con diabetes tienen entre 3 y 5 veces más riesgo de tener enfermedades cardiacas e ictus que las que no la padecen.
Las personas con diabetes también pueden sufrir bajadas de glucosa en sangre o hipoglucemias, por no haber ingerido una cantidad suficiente de hidratos de carbono, retrasar o saltarse una comida, la práctica de ejercicio físico no controlado o por la administración de dosis inadecuada de insulina, que deberán resolverse inmediatamente con un alimento o una bebida con alto contenido de azúcar. En casos severos, en los que haya pérdida de conocimiento, será necesario una inyección de glucagón para restablecer la normalidad en los niveles de glucosa.
En las personas con diabetes, el control del resto de factores de riesgo, debe ser más exigente.
Tipos de diabetes
- Prediabetes: niveles de glucosa en sangre más altos de lo normal pero no lo suficientemente altos como para ser diabetes. Con cambios en el estilo d evida se puede retrasar o prevenir la diabetes tipo 2.
- Diabetes I: de aparición brusca, normalmente antes de los 35 años (incluso en la infancia). El páncreas deja de segregar insulina.
- Diabetes II: es la forma más común, normalmente asociada a obesidad o incremento de la grasa visceral. Normalmente, a partir de los 40 años. Las células del hígado y los músculos, no responden de manera correcta a la insulina.
- Diabetes gestacional: ocurre durante el embarazo, pero puede desaparecer después del parto. Se recomienda realizar controles en la menopausia, ya que en esta etapa podría volver a aparecer y convertirse en diabetes tipo 2
- Diabetes inducida: por fármacos, como los corticoides o por enfermedades genéticas muy poco frecuentes, como la pancreatitis crónica.
El tiempo de evolución de la diabetes y un mal control de la mima, puede ocasionar complicaciones, por lesión en diferentes órganos y provocar discapacidad o incluso poner en riesgo la vida: enfermedad cardiovascular (infarto, angina , afectación de las arterias de las extremidades inferiores con riesgo de amputaciones, muerte cardiaca súbita…); nefropatía diabética( daño renal, que puede llegar a precisar diálisis), neuropatía diabética (daño en los nervios, con alteración de la sensibilidades de los miembros inferiores y riesgo de úlceras y amputaciones), retinopatía diabética(lesión en los ojos, que puede llegar a la ceguera).
Síntomas
Es posible que algunas personas no presenten síntomas, especialmente si tienen prediabetes, diabetes gestacional o diabetes tipo 2, y diagnosticarse por un análisis de forma casual.
Los síntomas más frecuentes suelen ser:
- Más hambre y sed de lo habitual.
- Necesidad de orinar muy frecuente.
- Sensación de cansancio, debilidad, molestias digestivas y pérdida de peso involuntaria.
- Infecciones frecuentes, como en las encías, la piel o la vagina y heridas que tardan en cicatrizar.
- Visión borrosa.
Diagnóstico
Mediante el análisis de sangre para valorar:
- Niveles de glucosa en sangre, sin ayuno.
- Niveles de glucosa en sangre, sin ingesta de alimentos calóricos 8 horas antes.
- Niveles de glucosa en sangre antes y después de la ingesta de 75 g de glucosa (Test de sobrecarga), diluida en agua y reposo las dos horas siguientes.
- Analítica especial, valorando la hemoglobina glicosilada (niveles de glucosa en la sangre en los últimos meses).
Los valores normales de glucosa en sangre son:
- Glucosa sin ayuno, menor de 200mg/dl.
- Glucosa en ayunas entre 100 mg/dl y 125 mg/dl.
- Glucosa dos horas después del test de sobrecarga oral entre 140 y 199 mg/dl.
- Hemoglobina glicosilada <7%
Tratamiento
Los cambios en el estilo de vida son los pilares iniciales del tratamiento de la diabetes. La pérdida de peso y el ejercicio mejoran la sensibilidad a la insulina y la tolerancia a la glucosa en sujetos diabéticos y no diabéticos y pueden retrasar la aparición de la diabetes mellitus en pacientes con intolerancia a la glucosa.
Tratamiento farmacológico
Los objetivos principales en el tratamiento de la diabetes son reducir el riesgo de aparición de complicaciones microvasculares y macrovasculares, disminuir la sintomatología, reducir la mortalidad y aumentar la calidad de vida del paciente, controlando estrictamente la hipertensión arterial, la dislipemia y la obesidad.
La diabetes tipo1 requiere la administración subcutánea de insulina, de por vida, apoyado por cambios en el estilo de vida. La insulina puede administrarse mediante inyecciones o con bombas de insulina, que permiten mayor flexibilidad en la realización de las actividades de la vida cotidiana.
En la diabetes tipo2, si los cambios en el estilo de vida no son efectivos, serán necesarios:
- Fármacos orales específicos (para que el páncreas produzca más insulina de la que, para que funcione mejor, o para favorecer la eliminación de la glucosa por la orina).
- Insulina: hay varios tipos de insulina, según el tiempo que tardan en hacer efecto y su duración (ultrarrápida, rápida, intermedia y lenta).
- Fármacos orales más insulina.
Tu médico te explicará la mejor opción en tu caso.
Recomendaciones:
- Dieta equilibrada, con poca sal y con predominio de frutas, verduras, cereales integrales y fuentes proteicas poco grasas. Limitar las grasas saturadas y trans y el consumo de alcohol, moderar el consumo de carbohidratos.
- Utilizar aceite de oliva como fuente principal de grasa.
- Comer varias veces al día, en las cantidades adecuadas, para asegurar un buen control de la glucosa.
- Salvo contraindicación médica, tomar 1,5- 2 litros de agua al día. Evitar bebidas alcohólicas y las azucaradas.
- Dejar de fumar.
- Controlar el peso, mínimo una vez al mes.
- Autoexamen de los pies: mínimo una vez por semana y siempre que te duelan.
- Ejercicio físico aeróbica (caminar, correr o montar en bicicleta) y entrenamiento de fuerza ayudan a controlar la glucemia y a prevenir la progresión de la diabetes tipo 2. Se deben evitar deportes de riesgo en presencia de afectación nerviosa o pie diabético.
- Control riguroso de la glucemia. El autocontrol más habitual es el de la glucosa (azúcar) en la sangre del dedo (glucemia capilar), mediante un aparato llamado glucómetro:
- En ayunas y/o antes de las comidas, con regularidad, entre 1-3 autocontroles a la semana.
- Si el tratamiento es la insulina, los controles pueden ser entre 6-7 determinaciones a la semana y aumentarlas si presenta mal control, para ajustar la dosis de insulina, según las indicaciones médicas.
- Siempre que se sospeche de una hipoglucemia o si hace alguna actividad extra: ejercicio físico intenso, excursiones, comidas especiales…
- Anotar los niveles en un diario para enseñárselos a tu médico y/o enfermera en las visitas de seguimiento.
Cómo realizar el autocontrol
Tu enfermera le ayudará a saber manejar el glucómetro y cómo calibrarlo, siguiendo las instrucciones del fabricante.
Técnica:
- Enciende el aparato.
- Lávate las manos con agua y jabón.
- Extrae una tira de su envase (ciérralo bien) e introdúcela en el medidor.
- Pínchate en el lateral de la punta de un dedo, con la lanceta automática, a ser posible. Si no sale suficiente sangre, presiona suavemente el dedo y oprime con algodón la zona.
- Coloca una gota de sangre en la tira reactiva y espera a que aparezca el resultado de la glucosa.
- Anota en un cuaderno, día, hora, resultado de la medición y fármacos o insulina y cualquier incidencia como hipoglucemias, fiebre, comidas copiosas…que puedan haber influido en los valores.
Concepción Fernández
Autorizado junio 2023