La información es un elemento muy importante en el cuidado de la salud y en el mantenimiento de hábitos de vida saludables. Una persona bien informada responde con interés a las indicaciones de los profesionales sanitarios que le atienden, reacciona adecuadamente ante los signos y síntomas de enfermedades y participa activamente en las decisiones sobre su salud. La información adquiere aún más valor en el caso de dolencias crónicas con las que el paciente convive durante un periodo prolongado de su vida.