En el año 1988, una casa comercial recogió las inquietudes de las enfermeras y facilitó una primera reunión de enfermería de Hemodinámica que se realizó en 1989 para realizar puestas en común. Se encargaron de coordinar la primera reunión Covadonga Quesada Serrano, Elena Fernández Peña e Isabel Muñoz Ruiz. A partir de aquí, su inquietud creció y se dispusieron a conseguir los nombres de todos aquellos que trabajaban en ese momento en las salas de Hemodinámica a nivel nacional; ardua tarea ya que no existían móviles ni redes sociales y tuvieron que ir contactando mediante llamadas a los distintos hospitales del País.
La segunda reunión se realizo en el 1991 en Mallorca, organizada por Isabel Muñoz Ruiz, donde los médicos propusieron la unificación que se rechazó, llegando al acuerdo de realizar reuniones cada 2 años.
El presidente de La Sección de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista de la Sociedad española de Cardiología, Dr Luis Martinez-Elbal, se puso en contacto con Elena Fernández Peña entonces coordinadora del grupo de trabajo de enfermería para para invitarla a la reunión de Médicos en Sitges en 1992. Donde volvió a proponer la unificación de los dos estamentos en las reuniones anuales. A esta reunión asistieron como invitadas: Elena Fernández Peña (Santander), Covadonga Quesada Serrano (Barcelona) e Isabel Muñoz Ruiz (Barcelona).
La tercera reunión del Grupo de Trabajo de Enfermeras de Hemodinámica, fue en el año 1993 en Santander. En ese momento, con Elena Fernández Peña como responsable del grupo de trabajo, y sin listado de asociados específico de Hemodinámica dentro de la Asociación Española de Enfermería en Cardiología (AEEC), se crearon una serie de vocalías que abarcaban el mayor territorio posible para difundir estas reuniones. Las vocales eran: M.ª Asunción Ocariz Aguirre (Bilbao), Isabel Muñoz Ruiz (Barcelona), Dolores Escribano Paños (Valencia), Ana Rejano Moreno (Córdoba) y Anna M. Admetlla Ribalta (Madrid).
Tras esta Asamblea general, se decidió ampliar este grupo en tres personas más: M.ª José Aris Fernández (Barcelona), Isabel Delgado de Solís (Madrid) y M.ª Luisa Sánchez Rodríguez (Las Palmas de Gran Canaria).
A esta tercera reunión fue invitado el Dr. Luis Martínez-Elbal, donde se trató el tema de las reuniones conjuntas de médicos y enfermeras en la Asamblea general, quedando aprobadas. Asimismo, se adoptó el acuerdo de que la primera de estas reuniones conjuntas tendría lugar en el año 1994, pasando a ser anuales en lugar de cada dos años.
Para la realización de esta primera reunión conjunta, se solicitó a la Coordinadora un listado de las enfermeras que trabajaban en hemodinámica en todo el Estado. Como este listado no existía, la coordinadora y las vocales realizan un ingente esfuerzo, poniéndose en contacto con todas las salas de hemodinámica para poder realizar dicha lista. En un principio esta reunión fue “abierta”, es decir, podían asistir todas aquellas enfermeras que trabajaran en hemodinámica estuvieran o no asociadas a la AEEC.
A partir de 1995, las reuniones conjuntas de médicos y enfermeras en hemodinámica y cardiología intervencionista se celebran en distintas ciudades, patrocinadas por casas comerciales en su totalidad, a las que pueden asistir las enfermeras de Hemodinámica de la AEEC con un año de antigüedad con todos los gastos pagados. Norma que estableció la Asociación y aplicó de forma rigurosa Asunción Prat que fue vocal entre los años 1995 y 1999, con lo que se consiguió un significativo aumento de asociados.
Mi nombre es Elena Fernández, enfermera del Servicio e Hemodinámica desde 1976 a 2019. A muchos os parecerá que en el año 1975 ni siquiera existía la Hemodinámica, pero no era así, fueron casi los comienzos, muy bonitos y emocionantes. Trabajábamos con gran entusiasmo y por supuesto sin horarios ni horas extras retribuidas.
Las pocas urgencias que había solían ser roturas de Aorta, los médicos tenían un busca de guardia localizada y la enfermería nada, una llamada de teléfono (al fijo de casa por supuesto, no existían los móviles) y allí estábamos, un médico y una enfermera.
En nuestro hospital realizamos la primera ACTP, el querido y recordado Dr. Ubago, así como la primera valvuloplastia, era emocionante y nos sentíamos orgullosos, tanto que íbamos a las 6,30 de la mañana a preparar todo y empezar a las 7 de la mañana porque se hacían con el quirófano en Stand-by.
Pero eso no fue todo, aprendimos a dar la forma deseada a catéteres metiéndolos en agua caliente y fría, así como a “fabricarlos”, existían unos rollos que cortabas al tamaño deseado, ponías el conector y dabas forma a la punta.
Algo que nos ponía los “pelos de punta” a la enfermería era preparar la jeringa del contraste metálica y opaca, hasta que no se hacia la inyección nunca estabas seguro que no hubiera burbujas.
Otro gran avance fue la introducción de la informática, pasamos de tener que calibrar el polígrafo, al que había que echarle tinta (era un reto que las grabaciones salieran bien), a encenderlo simplemente, apretar un botón para hacer los “ceros” sin tener que controlar muy bien la altura de las capsulas y sus burbujas.
De todos modos la evolución también fue estupenda, las coronariografía que duraban más de 1hora, pasaron a unos 20 minutos. La limpieza y desinfección del material dejo de existir y llego el desechable, eso si fue un gran avance.
Los delantales de plomo también evolucionaron afortunadamente, llegamos a tener unos que pesaban casi 20Kg. Si te movías rápido de lado caías al suelo, repartir el peso en falda y chaleco fue una gran idea.
Las ACTP comenzaron a ser rutinarias, la enfermería consiguió por fin su busca de guardia localizada, y empezamos con las urgencias coronarias hasta llegar al día de hoy donde el IAM llega a Hemodinámica directamente a revascularizar.
La enfermería de Hemodinámica yo creo que nos hemos caracterizado por aprender a “salto de mata” antes una técnica nueva no tenía una formación previa para la nosotros, pero lo conseguíamos hacer bien de todos modos.
Ahora afortunadamente eso ya no es así tienes formación previa.
En fin un mundo apasionante que a muchos nos subyugo y fue nuestra vida durante muchos años, en mi caso 43años.
En 2007 se edita el 1º Manual de Enfermería en Cardiología Intervencionista y Hemodinámica. Protocolos unificados. Escrito por más de 200 enfermeros y enfermeras que trabajaban en diferentes unidades de Hemodinámica de España.
En 2012 se conforma un grupo para la elaboración del Documento de perfil profesional de la enfermería de Hemodinamica. Se recibieron más de 25 solicitudes, pero finalmente fueron seleccionados 8 enfermeros: Vera Rodriguez, Mónica Alvarez, Siro Buendía, Carmela Pedrosa, María Lacueva, Asuncion Ocariz y Juan Francisco Jurado. A finales de año se recogieron unas encuestas a nivel nacional, con la ayuda de mas enfermeros, sobre los modelos de trabajo en los laboratorios de Hemodinamica de España. Los resultados fueron expuestos en un foro de trabajo de la reunión anual de aquel año y se colgó en la web.
En el mes de diciembre de 2013 se terminó de redactar el documento de “Perfil Profesional de Enfermería en Hemodinamica y Sistema de Acreditación”. La Sección de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista (SHCI), a través de su presidente D Ramiro Trillo Nouche y la Vocal del Grupo D.ª Vera Rodríguez, firma un convenio de colaboración por el que la SHCI apoya y respalda lo recogido en este documento y sistema de acreditación. El documento cuenta con una publicación propia de la AEEC (registrada con ISBN) y disponible en la web.
Fue en 2014 cuando todos los miembros del grupo de elaboración del perfil superan los requisitos de acreditación y se conforma el comité inicial de acreditación. En marzo se publica la 1ª convocatoria para que los profesionales de enfermería que trabajan en hemodinámica puedan solicitar ser acreditados.
Me llamo Montse entre en el Servicio de Hemodinamica en el año 92, tras la apertura de 2 nuevas salas. Había que cumplir varios requisitos, tener experiencia en cardiología y UCI mínima de 1 año, y superar una convocatoria abierta de plaza con examen. El contrato incluía un anexo obligatorio de guardias localizadas.
Junto a Valle Hebrón, éramos los únicos en toda Catalunya para cubrir las urgencias cardiológicas y por tanto el territorio que abarcamos incluía las 4 provincias y a veces hasta Andorra o les Illes Balears.
Por entonces las primeras guardias acababan a las 22h. Muy pronto (creo que fueron meses) fuimos pioneras en guardias localizables de 24h todos los días del año. Hablamos de antes del boom de los móviles, nuestra localización era a través de un busca (un bip.bip) y cuando sonaba debíamos responder de modo inmediato con una llamada telefónica a la unidad coronaria. Por eso cuando te tocaba guardia, tu movilidad estaba supeditada a tener un teléfono cerca, una cabina que funcionara ....¡¿os imagináis?!
La presencia en el servicio era inmediata, cuanto antes mejor. Y el equipo se componía de 2 enfermeras o 1 enfermera y el técnico de rayos de la hemodinámica. Entonces era muy común en los laboratorios contar con técnicos que llevaban el peso del tubo de Rx y el revelado de las películas. Ese aprendizaje también formó parte de nuestros inicios.
Nuestro técnico, en una guardia, se encargaba del registro del paciente, del revelado de la película y del mantenimiento de la reveladora. La película sensible a la luz, iba protegida en un chasis y luego se calzaba a oscuras ( con una luz infrarroja como para las fotos) en el dispositivo que finalmente fijaba las imágenes y las hacía visibles con un tagarno/moviola para archivar después. Ejercía de asistente de campo a la enfermera que se vestía estéril con el hemodinamista. Su función (aunque en nuestro caso era super competente), conforme se complicaron los casos de urgencia y nosotras adquirimos los conocimientos de revelado, perdió razón de ser y además las dos salas nuevas permitían el movimiento del tubo desde dentro y ya no hacía falta nadie extra para cambiar de proyección; por ello, pasados unos cuantos años, se hizo el cambio y conseguimos una plaza de enfermera más en el servicio.
Las primeras experiencias como enfermeras de hemodinámica nos trajeron todo tipo de sobresaltos. Aprender se convirtió en una necesidad y había poca documentación a nuestro alcance, sin google ni redes. Así que hubo mucho de prueba y error y de imitación, algunos libros y artículos de revistas especializadas y la experiencia de unas cuantas pioneras en este campo prometedor de la cardiología.
Los cateterismos iniciales se hicieron por disección de la arteria humeral (yo apenas recuerdo la cajita estéril que se reservaba para dicho acceso que usé 1 o 2 veces), pero este tipo de acceso quedó abolido cuando los introductores valvulados entraron en el día a día y favorecieron la punción femoral libre de sangrado.
El french habitual era de 8F y normalmente se empezaba con una medición de las presiones del ventrículo izquierdo y la ventriculografía con un pigtail si era posible. Las inyecciones en la coronaria eran manuales y las de mayor volumen se hacían con una inyectora aparte que permitía la administración rápida de contraste a una velocidad mayor programada. Cómo podéis imaginar la obsesión por tener todos los circuitos libres de aire era una constante y corría a nuestro cargo asegurarnos de ello.
El contraste yodado se calentaba antes de administrarlo para reducir su densidad. Aún hay laboratorios que siguen haciéndolo .
Los cateterismos diagnósticos básicos eran coronarios; si la lesión podía tratarse con angioplastia, después de discutir el caso en sesión con los cardiólogos responsables del paciente se hablaba con cirugía para asegurarnos disponibilidad de un quirófano en espera, ante eventuales complicaciones… todo un ritual. Hay que remarcar que todavía en el año 1992 sólo se trataban con balón escogidas lesiones. La disección coronaria era temida y obligaba a ir a quirófano urgentemente con el paciente pinchado en la femoral, un catéter guía en la coronaria y una guía avanzada en el vaso disecado. Eso sin contar, dependiendo del grado de la disección y de la arteria , el dolor y el cuadro de shock que acompañaban al paciente.
Por eso la alternativa.que no tardó en llegar, de los primeros “stents" (1994 El primer stent PALMAZ-SCHATZ® de Johnson&Johnson) que sellaban eficazmente la placa rota por el inflado de un balón, fue una revolución y marcó un antes y un después en la hemodinámica existente . Eran de acero inoxidable y de una misma longitud. Venían desplegados y había que crimparlos sobre el balón con una especie de grapadora teniendo en cuenta el punto central radiopaco del balón para su colocación correcta en la zona de la lesión. A veces incluso se tenían que cortar con un bisturí para adecuarlos a la longitud deseada.
Y eso lo hacíamos las enfermeras, ¡con buena vista !